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HOSTIAS COMO PANES (V): Kickboxer
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 Es un gusto hablar de pel�culas como Kickboxer, pero tambi�n es un suplicio. Es un gusto por las razones obvias, y es un suplicio porque no s� muy bien c�mo enfocarlo sin caer en el t�pico desgastado. Kickboxer es, un poco, para el Focoblog, lo que un Ciudadano Kane debe ser para Spaulding o similares. Una obra may�scula, de cierta grandeza insondable y, para qu� negarlo, un pel�n incomprensible. Particularmente, Contacto Sangriento me parece, en este tramo inicial de la Van Damme Opus, mejor y m�s divertida, pero Kickboxer posee la particular fortuna de ser completamente consciente de qui�n es su protagonista. Y cuando ese protagonista es Van Damme, amigos, estamos hablando de rubricar gram�ticas f�lmicas con la punta del pito. Es una diferencia muy similar, por citar otros dos hitos, a la que hay entre las entregas de Ace Ventura. Una sorprendida casi de s� misma y de sus logros, fruto de una reuni�n casi espont�nea de talentos e instantes. La otra, intentando replicar lo irreplicable a fuerza de mayusculizar tanto lo obvio como lo subliminal, y dando como fruto una obra �nica.
Van Damme ya se hab�a dado cuenta desde hac�a unas cuantas pel�culas que era Van Damme, y que sus peculiaridades como int�rprete, los infaustos Te-Emes que recapitulamos al final de cada entrega de Hostias Como Panes, est�n por encima de las hipot�ticas diferencias entre sus pel�culas. Por eso, cuando por primera vez recicla un argumento de una pel�cula suya anterior (en este caso, de la citada Contacto Sangriento, observen a qu� velocidad entra en el esperado ciclo del autoplagio) -contando la historia de un joven que, tras contemplar c�mo su hermano queda inv�lido en una competici�n de kickboxing, decide entrenarse y vengarse del culpable, el animal de dos metros y medio Tong Po-, nos encontramos m�s ante un Van Damme Plays The Van Damme Standards que ante una pel�cula con identidad propia.
Eso, por si se est�n perdiendo, es bueno.
En realidad, la g�nesis metaf�rica de Kickboxer es fascinante en ese sentido: surge como una r�plica orientada al mercado adulto de Karate Kid (sin pasarse, que entre mis amigos y yo, con diez a�os escasos, gustaba mucho m�s que el original). Algo as� como Kickboxing Handsome Young Man. Pero es que, como hemos dicho por aqu� en alguna otra ocasi�n, Karate Kid es una r�plica bastarda de el primer hit de Jackie Chan, El Mono Borracho en El Ojo Del Tigre. Gracias a la coproducci�n oriental, la ambientaci�n asi�tica y la reintegraci�n de algo de la crudeza perdida en la exitosa producci�n norteamericana, se hace algo de justicia po�tica, y se devuelven las hostias a un entorno, el campo abierto lleno de chinos, del que deber�an haberlo sacado s�lo sus oficiantes originales (cosa que hicieron, y de qu� modo, en los ochenta en Hong Kong, aunque de eso ya hablaremos en otro momento). La cosa ya parte de una cinta de moebius de r�plicas y contrarr�plicas enfangadas en la m�s pura serie B: Kickboxer es una copia destinada al mercado del v�deo de Karate Kid, con la filosof�a barata a�n m�s barata, y el entrenamiento a�n m�s s�dico, lo que por una parte le acerca y por otro le distancia del referente original, ese Drunken Master que todos amamos.
El resultado es una pel�cula involuntariamente situada en uno de los v�rtices m�s extra�os de este tri�ngulo �tico y est�tico: no tiene esa condici�n ex�tica e inimitable de El Mono Borracho (con ese sadismo extremo s�lo aceptable por paladares orientales), pero tampoco esa tontuna para adolescentes de Karate Kid, lastre del que Kickboxer se libra... siendo a�n m�s comercial. Lo que el bajo presupuesto de los ochenta entiende por comercialidad, claro: gestos y sonrisitas involuntariamente filogays, vestuario aberrante (el chaleco vaquero cubriendo una camisa de cuadros sin mangas forma parte del guardarropa recurrentemente horroroso de Van Damme), luces azul el�ctrico en interiores, strippers tailandesas (�toma!) y simplificaci�n m�xima de argumento y relaciones entre personajes, pero en un paso intermedio entre la abstracci�n galopante de Bloodsport y la inaguantable verborrea de las grandes superproducciones de acci�n (por ejemplo, en su intento de desmadejar al m�ximo las l�neas argumentales, se pervierten los c�digos cl�sicos, con el amigo negro traficante de armas haciendo de figura fraterna que sustituye al hermano de Van Damme, que queda en silla de ruedas � y por si acaso no estuviera todo bien subrayadito, el nuevo amigo de nuestro h�roe cuenta la historia del amigo que era como un hermano para �l y que muri� en Vietnam-). Y todo con ese sonido caracter�stico del bajo presupuesto, ese eterno zumbido que se oye de fondo, como una r�plica de ruido blanco a frases de di�logo tan imperecederas como �We�re family. Let�s kick his ass�.
Kickboxer, por su condici�n de Summa M�xima (hasta ese momento) de La Obra, sabe de su condici�n de cl�sico instant�neo, y lo explota: la primera aparici�n del villano es un monumento a la iconograf�a del cine de artes marciales m�s bastardo: un gigante oriental, el gigante oriental m�s feo y aterrador que se puede echar uno a la cara, pateando con la pantorrilla una columna de cemento de un s�tano. La columna tiembla, la banda de sonido de la pel�cula tambi�n, y con cada golpe cae yeso del techo. Planificada y montada como si perteneciera a una pel�cula de terror, con nuestro protagonista acerc�ndose cauteloso por los desiertos y s�rdidos s�tanos del cuadril�tero donde va a combatir su hermano, esta secuencia es pura magia desvergonzada y bestiaja. Es como Hulk Hogan declamando a Lord Byron. Algo similar, algo de este tufillo a que los responsables de la pel�cula no son absolutamente conscientes del disparate que se traen entre manos (pero a la vez s� lo son) ocurre en otras dos secuencias legendarias, ya mitos de la serie B. Por una parte, el entrenamiento y su estructura epis�dica: las piernas de Van Damme forzadas hasta el l�mite con una m�quina de tortura, toda poleas y piedras de cart�n, el templo encantado y sus rid�culos Esp�ritus Del KickBoxing, la lucha submarina, el destrozo del tronco de un �rbol en un ataque de ira, el justamente recordado running gag del pedrusco... Por otra, la may�scula secuencia de baile ebrio de Van Damme, tambi�n muy justamente recordada por lo que tiene de inesperada y desconcertante, pero que sirve para ajustar cuentas con los cl�sicos: en efecto, el boxeo borracho de Jackie Chan vuelve hacer su aparici�n en una bronca inmediatamente posterior al baile.
En cuanto a las peleas (cor�ografo acreditado: Jean-Claude Van Damme), tienen cierta calidez y originalidad, ya que est�n basadas en un estilo poco agresivo de combate, orientado a la defensa, lo que da pie a bellas trifulcas saltimbanquistas en el enfrentamiento final. Un combate de casi veinte minutos que, por desgracia, se ve constantemente interrumpido por la trama paralela en la que el hermano y el master se hacen cargo de unos cuantos traficantes a tiros y dan al protagonista un motivo prosaico e in�til por el que luchar. Una pena, porque las hostias finales, excelentemente rodadas (se acaban los buenos tiempos de las artes marciales en Hollywood, gente), tienen planos que son pura l�rica en movimiento (con Van Damme esquivando ganchos con simpar gracia, o desgarr�ndose el abdomen entre aullidos). Los cinco minutos finales son la acumulaci�n m�s excesiva, grandiosa y narcisista de tics interpretativos que se puede uno echar a la cara, que apabulla los sentidos del espectador como la violaci�n de La Naranja Mec�nica, la persecuci�n en el desierto de En busca del Arca Perdida o la secuencia del coro de Y si no� nos enfadamos. Todo la est�tica del cine de Van Damme se resume y se multiplica en ese fragmento, y de hecho, tiene todo lo poco o mucho que podamos barruntar sobre Kickboxer.
Kickboxer tiene sus defectos, algunos importantes, otros que la colocan por debajo de Contacto Sangriento, su antecedente m�s claro. Pero a pesar de sus defectos, hay que amarla, hay que venerarla porque es Van Damme en estado puro. Y s�lo por eso, rebosa tres de las cinco cosas que tienen importancia en esta vida: la Violencia, la Chorrada y la C�mara Lenta. Las otras dos son las Tetas y el MAD.
Te-Emes de Van Damme: �Aaaaargh� de furia�, Apertura De Patas� (cantidad ingente), Frase Muy Dram�tica Enunciada con Total Inexpresividad�, Pelo Horrible�, Sonrisa + Ojitos En Escena de Relleno�, Patada Voladora al Ralent�, Ruido Como �sshhhhhaaaahhhsss� con la Boca Despu�s de Dar un Golpe�, Culo�, Secuencia de Entrenamiento de Ribetes S�dicos�, Salto Inhumano�, Montaje Musical a Ritmo de AOR Resumiendo Progresi�n Dram�tica Injustificable�, Turismo Ex�tico�, Pantalones hasta el sobaco�, Incapacidad Para Colocar los Brazos en una Posici�n Normal�
Calificaci�n: Peleacas + Villanaco + Entrenamientaco = OOOOOOOO (Ocho hostias sobre diez)
M�s Hostias Como Panes:
- Retroceder Nunca Rendirse Jam�s
- Contacto Sangriento
- Black Eagle
- Cyborg |
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